jueves, 12 de noviembre de 2009

Confusión en mi cabeza, mil historias de cangrejos.


Ya sé que es. No tengo el nombre biólogo -cosa que me agradaría explicar- pero tiene que ver con la
época, con éstos meses en que la esfera gigante emite sus rayos con ira, y vehemencia, el término de año, y
hasta he llegado a pensar que la ventana de mi pieza, es la gran responsable de todo ésto.
Recuerdo que el año pasado, también me sucedió, por ésta misma fecha, sentía cosas similares -lo que me hacía
dudar de otras-, y bueno, me ha pasado nuevamente. Soy un crónico reincidente, y demasiado propenso a ésto quizás.
Talvéz, debería cerrar la ventana por las noches, para que así no ingresaran ciertas ideas pedantes y majaderas
que derrochan sus ganas de ingresar y apoderarse de mi cabeza. Y para que andamos con cosas, a mi mente le encanta
ese jueguito de mierda, de pensar y dudar en cada cosa obvia que me sucede. Al principio me fastidiaba eso, ahora creo que
también, pero lo digo con un tono más resignado y condescendiente. Debo decirlo con una suerte de catarsis; ésto me
ha tenido desvelado un par de noches atrás, encima la música no ayuda mucho -artefacto que utilizo un 67,4% diariamente-
que me hace recordar de manera instrusa lo que siento, y lo que no debería sentir.

Ahora sí, debo aprovechar, mientras mi mente rebobina otras cosas escondidas por ahi;
Me gustan sus formas,
su color,
la perspectiva que irradia,
incluso a veces imagino sus sonidos que ya he escuchado anteriormente.
Eso me preocupa con urgencia, pensar así por el día lo hallo grave,
Pero, por las noches, me pasa lo contrario,
hasta pienso que está bien.
Que raro soy.